La Escritura tiene muchas más páginas de sufrimiento que de alegrías o de celebración. La era mesiánica donde no habrá más lágrimas, queda sólo como una promesa. Nos sobrecoge leer la Biblia y constatar que la recién inaugurada creación enfrenta desde sus inicios el lado doloroso de la vida, la realidad del parto con padecimientos, la sangre derramada de Abel, la muerte colectiva provocada por el diluvio, los penosos años de esclavitud en Egipto. Los frutos de la infidelidad humana y el desprecio ocasionan pena moral a Moisés, horrorosas conjuras políticas conducen a los crímenes de Nabot y de Urías; los profetas Elías y Jeremías sufren persecución y desprecio de parte de sus propios connacionales. En tiempos de Jesús los sufrientes por enfermedades y sus consecuentes estigmas religiosos, conforman un coro sufriente que se agolpa alrededor del Mesías, también sufriente a su debido tiempo.

Abundantes salmos muestran la radiografía cercana del dolor humano, físico y emocional y Job se alza como un héroe inocente sufriente que se esfuerza por encontrar sentido a su dolor. Un libro entero con el nombre de Lamentaciones nos conmueve por su lloroso y prolongado luto donde se describe largamente lo que el salmo 137 afirma con brevedad: Hemos colgado nuestras cítaras porque no es momento de cantar canciones…

Propongo aproximarnos al sufrimiento bíblico por medio de cuatro interpretaciones diversas:

  1. Como castigo: Es la aproximación más frecuente en la Escritura y la debemos a la redacción deuteronomista que interpretó el exilio como castigo de Dios por el pecado de Israel (sobre todo idolatría) y tuvo gran intervención en la revisión final del Pentateuco y de los libros “históricos”. Posteriormente esta imagen de Dios fue asimilada en muchos escritos, acentuada por la tradición post-bíblica, el imaginario popular cristiano y machacada por la predicación superficial. Propone un Dios cuya actividad predilecta es ir por la creación premiando y castigando a buenos y malos, el distante omnipotente que determina el destino de los humanos. Los resúmenes de interpretación histórica deuteronomistas están presentes en las evaluaciones de la conducta del pueblo y las conclusiones sobre períodos de reyes perversos: Los israelitas volvieron a obrar lo malo a los ojos de Yhwh… y éste los entregó en manos de Yabín, rey de Canaán… (Jc 4,1).
  2. Pedagógica: Percibe el sufrimiento como instrumento pedagógico de Dios frente a su pueblo, tiene su origen en la reflexión de los maestros sapienciales. Se pueden reconocer dos vertientes de esta interpretación.
  3. a. Corrección – El sufrimiento es una medida disciplinaria para educar, sin ella el pueblo quedaría abandonado a sus instintos naturales. La resumo en un texto de Hb que parafrasea Pr 3,11-12 (género midrásh):

Han echado en olvido la exhortación que se les dirige como a hijos: “Hijo mío, no menosprecies la corrección del Señor, ni te desanimes cuando te reprenda. Pues el Señor corrige a quien ama, y azota a todos los hijos que reconoce”. Es decir, ustedes sufren para su corrección, pues Dios los trata como a hijos. ¿Conocen acaso algún hijo a quien su padre no corrija? Y al revés: si se les ahorra la corrección —que a todos toca—, es señal de que son bastardos y no  hijos. Además, teníamos a nuestros padres terrestres, que nos corregían, y les respetábamos. ¿No nos someteremos mejor al Padre de los espíritus para vivir? ¡Eso que ellos nos corregían según sus luces y para poco tiempo! Pero Él lo hace para provecho nuestro, y para hacernos partícipes de su santidad. Cierto que ninguna corrección es agradable cuando la recibimos, sino penosa; pero luego produce frutos apacibles de justicia a los que la han experimentado con paciencia. (Heb 12,5-11)

  1. b. Prueba: La tentación recae sobre los elegidos para comprobar su fidelidad y desinterés – es una enseñanza sobre la genuina religión donde se ama a Dios no por sus beneficios – así, el verdadero creyente reemplaza su interés personal por la santidad. El Salmo 73 es un análisis de la conducta del creyente que pendula entre la envidia que le provocan los ricos y poderosos, sus dificultades para superar la prueba y una final pero dolorosa adhesión a Dios:

Por poco se extravían mis pies, casi resbalan mis pasos, celoso como estaba de los perversos, al ver prosperar a los malvados. No hay congojas para ellos, sano y rollizo está su cuerpo; no comparten las penas de los hombres, no pasan tribulaciones como los otros… Dicen: «¿Va a saberlo Dios? ¿Lo va a saber el Altísimo?»… ¿Así que en vano purifiqué mi corazón, lavé mis manos en señal de inocencia, aguanté golpes todo el día y correcciones cada mañana?
Me di entonces a pensar para entenderlo, pero me resultaba harto difícil. Hasta que entré en el santuario de Dios y acabé entendiendo su destino… Cuando mi corazón se avinagraba, cuando me punzaban los riñones, estúpido de mí, no comprendía, sólo era un animal ante ti. …Aunque se consuman mi cuerpo y mi corazón, tú eres mi roca, mi lote, Dios por siempre
… (Sal 73,2-26)

  1. Como redención. Iniciada en el Deuteroisaías y continuada en el cristianismo. El sufrimiento del inocente colocó una pregunta perturbadora a la religión israelita, en particular después del exilio, parecía un camino sin salida, debemos al Deuteroisaías imágenes poderosas que explican el valor redentor del sufrimiento.
  2. a. Esta aproximación tiene sus antecedentes en las prácticas religiosas culturales del rescate de los primogénitos pidyôn (sacrifico de animales) y del rescatador familiar por deudas (gôʼēl). Persiste este vocabulario en textos cristológicos como Mt 20,28 “el hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate de muchos”.

La práctica del rescate de los primogénitos está bien ejemplificada en textos litúrgicos pero además en la escena lucana de la presentación de Jesús en el templo, aunque ya era teologizada en textos donde el rescatador era Yhwh mismo:

                               … él rescatará a Israel de todas sus culpas (Sal 130,8)

                        …Yo soy Yhwh, yo los liberaré de los trabajos forzados, los liberaré de la servidumbre y los rescataré con brazo extendido… (Ex 6,6)

  1. b.1. El rescatador inocente:
  2. b.1.a. Los cantos del siervo. El sufrimiento y las alusiones a su inocencia van in crescendo en la descripción del misterioso siervo, hasta que en el Cántico 4 alcanza su clímax:

                        Canto 1 (Is 42, 1-9) el preferido de mi corazón; no quebrará la caña quebrada. 

Canto 2 (Is 49,1-6) tú eres mi siervo, Israel; me dije “en vano me he afanado, por nada y vanamente he consumido mi fuerza”; para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel (6).

Cántico 3 (Is 50,4-9)  mi espalda ofrecí a los que golpeaban, y mis mejillas a quienes me mesaban la barba; Yhwh me ayuda, por eso no me acobardaba; por eso endurecí el rostro como pedernal sabiendo que no quedaría defraudado;tengo cerca a mi defensor… ¿quién tiene algo contra mí?.

Cántico 4 (Is 52,13-53,12) Hasta el s XVIII el consenso de la interpretación cristiana es que era un texto mesiánico; para la exégesis judía era un texto profético de la persecución a los judíos por sus crueles verdugos, los cristianos. Desde el s XIX el texto apunta al grupo de exiliados, el resto santo o el profeta mismo. Ya que Moisés es llamado 40 veces “siervo de Yhwh” Von Rad supone un “profeta como Moisés”. Divido los textos en cuatro categorías:

Descripción de sus sufrimientos:

…tan desfigurado estaba que no parecía un hombre,
ni su apariencia era humana (52,14)

…Creció… como un retoño, como raíz en tierra reseca.
No tenía apariencia ni presencia; …y carecía de aspecto que pudiésemos estimar. Despreciado, marginado, varón de dolores y enfermizo, como de taparse el rostro por no verle. Despreciable, un Don Nadie… (53,2-3)

…herido por Dios y humillado(4)

Fue oprimido y humillado, pero él no abrió la boca. Como cordero llevado al degüello, como oveja que va a ser esquilada, permaneció mudo, sin abrir la boca. Detenido, sin defensor y sin juicio (7-8)

pues se entregó indefenso a la muerte (12)

Descripción de su inocencia:

Todos errábamos como ovejas… y Yhwh descargó sobre él la culpa de todos nosotros (53,6)

pusieron su tumba entre malvados, su sepultura entre malhechores. Por más que no cometió atropellos ni hubo nunca mentiras en su boca, Yhwh quiso quebrantarlo con males (9-10)

y fue tenido por un rebelde, cuando él soportó la culpa de muchos (12)

Descripción del efecto vicario redentor:

…cargó con nuestros males y soportó todas nuestras dolencias (53,4)

…fue herido por nuestras faltas, molido por nuestras culpas. Soportó el castigo que nos regenera, y fuimos curados con sus heridas (5)

Yhwh descargó sobre él la culpa de todos nosotros (6)

herido por las rebeldías de su pueblo (8)

…se da a sí mismo en expiación (10)

e intercedió por los rebeldes (12)

Descripción de su justificación final:

Verán a mi Siervo prosperar; será enaltecido, levantado y ensalzado sobremanera (52,13)

…verá descendencia, alargará sus días; su mano ejecutará el designio de Yahvé. Después de sufrir, verá la luz, el justo se saciará de su conocimiento. Mi Siervo justificará a muchos, pues las culpas de ellos soportará. Le daré su parte entre los grandes y con poderosos repartirá despojos (53, 10-12).

El cántico 4 no emplea el lenguaje tradicional ni de pidyôn y ni de  gôʼēl más bien tiene un vocabulario de sanación, alivio, es un sanador herido… Un recodo de mi interpretación es que al admirar el sufrimiento del siervo, el narrador (nosotros) admite una responsabilidad y hay un viso, no explícito, de conversión; es decir, al menos, el sufrimiento abre una oportunidad de transformación.

  1. b.2. El redentor cristiano. Is 53,7 (Como cordero…) es el texto que va leyendo el etíope en Hechos, él se pregunta “¿de quién dice esto?”, ciertamente es un cuestionamiento que tiene a la exégesis en vilo hace 20 siglos… El texto de Isaías sobre el siervo inocente ha alimentado la cristología abundantemente. La crítica de las fuentes supone que los evangelistas dieron forma al relato de la pasión de Jesús con el modelo que le ofrecían los cánticos y así se convirtieron en textos mesiánicos.

Comenzó a enseñarles cómo era preciso que el Hijo del Hombre padeciese mucho, y que fuese rechazado por los ancianos y los príncipes de los sacerdotes y los escribas y que fuese muerto… (Mc 8, 31)

  1. b.4. Los discípulos del redentor. El sacrificio de Cristo, casi inmediata y naturalmente pasó a ser modelo para el sufrimiento de los cristianos en su secuela Christie… Algunos ejemplos en orden cronológico:

Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos; llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo (2 Cor 4,8-10).

Ahora me alegro de los padecimientos que soporto por ustedes, y completo en mi cuerpo lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su cuerpo, que es la Iglesia (Col 1,24)

con los ojos fijos en Jesús, que inicia y lleva a la perfección la fe. Él, en vista del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra del trono de Dios. Fíjense en quien soportó tal contradicción de parte de los pecadores, para que no desfallezcan faltos de ánimo… (Hb 12,2-3)

                 …si morimos con él, reinaremos con él (2 Tim 2,12)

  1. Sufrimiento como acceso al Misterio que llamamos Dios: Los compañeros de Job aparecen en el libro como unos cargosos impertinentes que ahondan la tortura de su amigo sufriente, sin embargo al inicio del libro nos dan una pista para apreciar esta aproximación:

Los tres se pusieron de acuerdo para ir a compartir su pena y consolarlo.  Al verlo de lejos, no lo reconocieron. Empezaron entonces a llorar a gritos, rasgaron sus mantos y echaron polvo sobre sus cabezas. Se sentaron en el suelo a su lado durante siete días y siete noches, sin decirle una sola palabra, viendo su terrible dolor. (Job 2,11-13)

Creo que el silencio ante el dolor es una buena introducción a este tema. Es la comprensión final de Job: “Te conocía solo de oídas, ahora te han visto mis ojos, por eso me retracto y arrepiento…”(42, 6-7), es decir el sufrimiento fue acceso a una comprensión de Dios más profunda que empieza con el silencio respetuoso y solidario de los otros y culmina en el sellado de los propios labios. Así el dolor es una revelación per se, donde lo inefable del misterio de Dios se hace visible. El sufrimiento del inocente o del culpable tiene una causa misteriosa, que vivida a la luz de la fe tiene valor absoluto, ciertamente un descubrimiento, probablemente para pocos.

También este misterio nos conecta con el misterio del sufrimiento de Dios por la siempre respuesta mezquina de su pueblo que se resiste a amarlo sin interés, y que llega a su clímax en Cristo quien lleva sobre sí el sufrimiento de la humanidad. Dios, aun poderoso, no está exento de la desilusión ni la pena. “Se arrepintió de haber creado al ser humano, muy a su pesar” afirma Gn 6,6.

Algunas pistas para los sabios para explicar una opción a la “retribución” vino de constataciones expresadas con sencillez: La lluvia caería solo en el campo del justo, pero “cae también en el desierto” (Job 38, 25-27). También en dichos sapienciales del maestro de Nazaret: “Él es quien hace que salga el sol sobre los buenos y sobre los malos. Él es quien manda la lluvia para el bien de los que lo obedecen y de los que no lo obedecen” (Mt 5,45).

Este descubrimiento brevemente descrito en el Salmo 37, y largamente desarrollado en Job, el libro del sufriente por antonomasia, el otro varón de dolores bíblico, instruido por el dolor en su acceso al misterio. En los capítulos 27-31 Job desafía a Dios a que le responda, sin embargo en el 42 reconoce que ha sido estúpido y arrogante… esta es una revelación, no menor a la de Moisés o de Elías; a este umbral del Misterio llega Job, herido por sus dudas, de ninguna manera “paciente”, él exige, reclama, está a punto de blasfemar, muy distinto del callado y paciente Siervo del Deuteroisaías que no abrió la boca.

Del dolor de Job  emerge un nuevo rostro de Dios, diferente, imprevisible y misterioso, en contraste con el grupo de amigos refutadores que representan la tradicional visión anticuada-conservadora que necesitaba renovarse justamente en el dolor.

… se admirarán  muchas naciones; ante él cerrarán los reyes la boca, pues verán lo que nunca les contaron y descubrirán lo que nunca oyeron.
¿Quién creyó en nuestra noticia? ¿A quién le fue revelado el brazo poderoso de Yhwh?
(52,15-53,1)

Así emerge Job, como Jacob de la lucha con Dios al cruzar el Yaboc, machucado y cojeando pero con una certeza, el dolor-misterio asumido con fe es acceso a la liberación de imágenes encajonadas de Dios… Volviendo al inicio de esta presentación, el sufrimiento como castigo o una religión basada en la retribución se resquebraja por sí misma y sólo puede tener clientes temporales.

18 de noviembre del 2020

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